Duelos Pendientes

"Buscando el bien de nuestros semejantes, encontramos el nuestro."
Platón.


No hay quien ponga en duda que el país está absoluta y totalmente dividido. No se trata de las discrepancias, afinidades o coincidencias en torno a un personaje; es mucho más que eso. La división separa a quienes tienen una concepción contemporánea de la sociedad y del papel del Estado, de quienes lo consideran, en términos decimonónicos, como el factor predominante y exclusivo, en torno al cual deben girar todas las actividades de los ciudadanos. Es una división entre el pasado y el futuro; entre quienes perciben los cambios con lucidez, y entre quienes sustentan la idea de que la única posibilidad de cambio social depende de ciertas individualidades.

Venezuela, como pocos países en la América Latina, conoce lo que es la dependencia del Estado o de caudillos en términos absolutos. Desde los años 20 del pasado siglo, en la época del general Gómez, el Estado fue acentuando su control sobre la sociedad civil, hasta llegar a los excesos que hoy padecemos. Fue un período inevitable: en un país profundamente atrasado, incomunicado, sin salud ni educación, surgió de la noche a la mañana una riqueza desproporcionada, que con todos los errores cometidos, contribuyó de manera notable a transformar el país. 70 años después, Venezuela no se parece en nada al país que en 1928 se convirtió en primer exportador mundial de petróleo. Ninguna otra nación latinoamericana progresó y se transformó con tal rapidez. En ningún país de la región se graduaron en sus universidades más estudiantes que en Venezuela, ni la población disfrutó de mejores posibilidades.

Dando un vistazo al mundo de los profesionales jóvenes, especialmente entre los 30 y los 40 años, en las más diversas especialidades, basta para corroborar el éxito obtenido, y algo más importante quizás, lo que ellos significan para la fuerza del cambio que la nación requiere experimentar. Ese cambio no será hacia atrás, ni hacia el estatismo de la época de Juan Vicente Gómez, ni al estatismo de las décadas que nos separan de su dictadura. Ese cambio implica la modernización de la sociedad y de sus estructuras.

El período democrático que arrancó en 1958-59 se desmejoro en los años 90 ya que el Estado no fue capaz de responder de manera exclusiva a las demandas sociales; ni los partidos podían financiar el extenso clientelismo que los hacía antes populares. Las organizaciones políticas se desconectaron de la realidad. Todos cerraron los ojos. Nuestra dependencia del Estado fue material, y también fue mental: no divisamos otra alternativa. Todos nos rendimos ante la conformidad y nos resignamos al azar.

La practica clientelar de los viejos partidos no ha muerto. Pero tampoco ha muerto la concepción populista que les caracterizo. Ambos aspectos están marcadamente vigentes.

Ahora bien cuando esta surgiendo una generación política preparada que de una u otra manera se dispone a gobernar y gobernar con capacidad, eficiencia, honestidad y con una gran vocación de servicio, surgen nuevamente los fantasmas del pasado, los detractores políticos que todavía no se percatan que ya pasó su momento, sin que analicemos su obra como actores del proceso político venezolano. Traemos esto a colación porque vemos con estupor y desagrado lo que está ocurriendo en el Municipio Freites con el alcalde Antonio Barreto Sira, que de manera eficiente y con gran capacidad ha venido ejerciendo sus funciones al frente de la alcaldía de Cantaura, y no obstante su obra, una “minúscula fracción” del “partido naranja” decidió que es hora de pasar ciertas facturas políticas, sin importarles de manera alguna el bienestar y la tranquilidad de ese Municipio del sur del estado Anzoátegui. Pretenden ahora no solo poner en entredicho una impecable gestión política y administrativa sino el bienestar y prosperidad de una importante zona del estado.

Los cambios que el estado Anzoátegui requiere son cambios hacia la modernización, hacia el reconocimiento de las capacidades de la propia sociedad, y del mundo. No se puede ser pesimista si se piensa, y si se actúa con objetividad, en los nuevos actores, algunos de los cuales ya están en la escena. Son los venezolanos entre 30 y 40 años los que aspiran a mucho, pero jamás a vivir en el siglo XIX. Fueron formados en la democracia y conocen sus posibilidades, y vale la pena estar persuadidos de que no renunciarán a vivir en un país mejor, y a desarrollar sus propias capacidades y sus propias iniciativas. La decadencia no será de ellos. Adelante Antonio Barreto que tu generación no tiene otro camino si no el que tomo Bolívar en Pativilca, cuando enfermo y traicionado ante la pregunta de un incondicional aliado, ¿ y ahora que hará?, El Libertador responde “Triunfar”. Ese es tu camino Antonio

Del Poder Electoral

Artículo 295
El Comité de Postulaciones Electorales de candidatos o candidatas a integrantes del Consejo Nacional Electoral, estará integrado por representantes de los diferentes sectores de la sociedad, de conformidad con lo que establezca la ley.

Artículo 296
El Consejo Nacional Electoral estará integrado por cinco personas no vinculadas a organizaciones con fines políticos; tres de ellos o ellas serán postulados o postuladas por la sociedad civil, uno o una por las facultades de ciencias jurídicas y políticas de las universidades nacionales, y uno o una por el Poder Ciudadano.

Los o las tres integrantes postulados o postuladas por la sociedad civil tendrán seis suplentes en secuencia ordinal, y cada designado o designada por las universidades y el Poder Ciudadano tendrá dos suplentes, respectivamente. La Junta Nacional Electoral, la Comisión de Registro Civil y Electoral y la Comisión de Participación Política y Financiamiento, serán presididas cada una por un o una integrante postulado o postulada por la sociedad civil. Los o las integrantes del Consejo Nacional Electoral durarán siete años en sus funciones y serán elegidos o elegidas por separado: los tres postulados o postuladas por la sociedad civil al inicio de cada período de la Asamblea Nacional, y los otros dos a la mitad del mismo.

Los o las integrantes del Consejo Nacional Electoral serán designados o designadas por la Asamblea Nacional con el voto de las dos terceras partes de sus integrantes. Los integrantes del Consejo Nacional Electoral escogerán de su seno a su Presidente o Presidenta, de conformidad con la ley.

Los y las integrantes del Consejo Nacional Electoral serán removidos o removidas por la Asamblea Nacional, previo pronunciamiento del Tribunal Supremo de Justicia.

Contracorriente

“Quizás sea temerario pensar que el signo predominante de la política exterior de un país en el siglo XXI resulte ser el aislamiento”. Así se expresó el ex Canciller Consalvi en su conferencia ante la asamblea anual de Fedecámaras. Añadió que “no es ni puede serlo, y nadie en sus cabales sería capaz de postularlo”. No obstante, encontró esos signos en la política exterior de Venezuela. En primer lugar, tenemos lo ocurrido con la adhesión unilateral al Mercosur. La solicitud fue un serio error, inexplicable para quienes tienen algún conocimiento de la política internacional. Se asombraron los propios socios de la CAN, y, también, los de Mercosur. Desde el sur lo vieron como un disparate, y sólo Brasil lo apoyó con “entusiasmo”, porque Brasil ha obtenido lo que ha querido. Sin compensación, por cierto, y sin licitaciones.

La adhesión al ALCA fue tan absurda que, ahora, la ministra de Producción y Comercio, Luisa Romero, declara que debe “posponerse” por la crisis de la Argentina. No es verdad, las razones son otras, la ministra ha debido advertirlo así cuando el Presidente tomaba el riesgo de oficializar sus gestiones “personales” en la Cumbre de Mercosur. De modo que, un fiasco. Asimismo, con Estados Unidos, y por extensión, con México y el Canadá, andamos en desacuerdo, pues si se discrepa del ALCA, e, inevitablemente, del NAFTA, mecanismo al cual pertenecen los tres.
Por otra parte, la política venezolana en el Caribe no se entiende. Fue un misterio la suspensión de la visita del Presidente a Trinidad-Tobago. La pregunta es inevitable: ¿La suspendió Venezuela o la suspendió Trinidad-Tobago? Vale la pena saberlo. Ahora ya el jefe del Estado no irá a Africa. Pero debe ir a la cumbre del Grupo de Rio, en Santiago de Chile. Los presidentes abogarán por las negociaciones y por la integración, CAN, Mercosur, ALCA. ¿Cuál será la posición venezolana? ¿En contra de todo el mundo? Los presidentes de la región son pragmáticos, y no retóricos, y los discursos revolucionarios no están en su agenda. Sólo Venezuela quedará como exponente y portavoz de las consignas de los años de la Guerra Fría.

La relaciones entre Venezuela y los Estados Unidos andan también por caminos extraños. Unas veces se acusa a la CIA de “sembrar a Montesinos”, otra se le dice a los miembros de la misión militar que “recojan sus macundales” y se muden del Fuerte Tiuna. ¿Inexperiencia o predisposición? Eso se podía hacer, sin convertir el episodio en una “noticia patriótica”, coincidente con la visita de Castro. Todo esto nos obliga a pensar, seriamente, que la política exterior anda por mundos irreales, y no responde para nada a los intereses de Venezuela. Tantas contradicciones no pueden tener otro desenlace que quedar mal con Dios y con el diablo.

Ahora la ministra Romero aboga por una política proteccionista. Parece negar los compromisos de la CAN. No profesamos dogmatismos en materia de comercio internacional, pero se tiene el derecho ciudadano de reclamar coherencia entre el discurso y su práctica.

Veni, vidi, vinci

"Que hablen mal de uno es espantoso. Pero hay algo peor: que no hablen".
Oscar Wilde

Uno de los presidentes más exitosos en la historia reciente de Estados Unidos pero, a la vez, uno de los más polémicos, no con otras palabras podría describirse a Bill Clinton precisamente cuando cierra un ciclo de ocho años de poder en la Casa Blanca.


Clinton, con una mezcla de carisma, olfato político y mucha suerte, fue despejando las dudas sobre su capacidad de gobierno. Fue amasando logros que comenzaron a hablar por sí solos y que hoy le permiten despedirse del país, con uno de los índices de popularidad más altos que se recuerden.

Bajo su presidencia, Estados Unidos registró la expansión económica más larga de la historia (115 meses de crecimiento consecutivos), se crearon más de 22 millones de puestos de trabajo (un número nunca antes alcanzado por anteriores administraciones), se consiguió la tasa de desempleo más baja en 30 años (4 por ciento), se redujo la criminalidad a su nivel más bajo en 26 años y se pasó del déficit fiscal más grande de la historia al superávit más cuantioso hasta la fecha (237 mil millones de dólares).”

Bill Clinton, personaje tremendamente popular y carismático, ha estado revestido de sombras muy particulares: un comportamiento a veces adolescente. Sus mentiras, sus debilidades, lo han mostrado, a pesar de su poder, como un hombre vulnerable y, necesitado de una gran dosis de afecto. Quizás a Clinton como a nadie se le podría aplicar la frase que todo hombre tiene tres vidas: una publica, una privada, y una secreta.

Sin embargo, con todos sus defectos, los ciudadanos comunes de la nación del norte parecen admirarlo mucho. Aprecian no sólo algunos de sus éxitos como gobernante, sino quizás cierto reconocimiento de sus errores, un intento de manifestarse sencillo y cercano al pueblo.

"Los viejos soldados nunca mueren, se contentan con desvanecerse", sostuvo un emocionado Douglas MacArthur en el Congreso de los Estados Unidos, palabras que entonces provocaron una intensa ovación por parte de los parlamentarios. Cincuenta años después otro norteamericano, no precisamente soldado, se retira del escenario aunque sin duda no lo hará del primer plano. Después de cumplir sus dos períodos constitucionales, Bill Clinton, bastante joven aún, abandona la presidencia de los Estados Unidos. Quizás no sin razón Boris Muñoz, tituló un interesante trabajo que puede describir a ese hombre como “demasiado humano para ser Dios” A los 54 años tendrá muchas opciones para escoger a qué dedicarse. Por ahora, quedarán para la historia sus intentos de lograr un acuerdo definitivo entre israelíes y palestinos, su preocupación y mediación para que se lograra en Irlanda el llamado "Acuerdo de Viernes Santo", el decidido impulso del Nafta, su fracaso en la reforma al sistema de salud norteamericano, su esfuerzo por restringir en su país el derecho a la compra de armas y su decisión de suscribir el Tratado Penal Internacional.

“Una vez que supere sus problemas con la justicia y haya rehecho sus finanzas personales, “el chico que siempre se recupera” volverá, de alguna forma, a la política. Éste será el principal consejero de la señora Clinton, para intentar el salto a la Casa Blanca; él, ya, como “primer caballero.”

Sin duda alguna Bill Clinton al estrenar su nueva casa de Washington podrá decir en lo mas adentro de su alma "veni, vidi, vinci" ("llegué, vi y vencí").

¡Ave Caesar, morituri te saludant!

"Cuando me desespero, recuerdo que a través de la historia los caminos de la verdad y del amor siempre han triunfado. Han habido tiranos, asesinos, y por un tiempo pueden parecer invencibles, pero al final siempre caen. Piensa en ello.... SIEMPRE!"
Mahatma Gandhi

Los cinco poderes del Estado, amenazan con seguir siendo uno y solo uno. A esta conclusión se llega luego de observar el debate y las decisiones de la Asamblea Nacional, en torno a una de las cuestiones más delicadas del Poder Legislativo: el método, la forma y el contenido de una Ley Habilitante que le otorga al Jefe del estado (ahora convertido en Führer) una habilitación que le permita legislar (gobernar) por decretos.

Andrés Eloy Blanco tenía una fórmula para describir aquello que era inexplicable, contradictorio, o simplemente, anómalo. Lo resumió en una copla que decía: “Cosas que no son de ley / siempre terminan en fiasco / mujer orinando en frasco / y negro inscrito en Copei”. De la revolución bolivariana, participativa y protagónica, podría decirse algo semejante: a partir del 1 de febrero los venezolanos entramos en un pandemónium de vastas proporciones. Sea cual sea la suerte de los decretos de Chávez, el país está absoluta y totalmente dividido. No se trata de las discrepancias, afinidades o coincidencias en torno a un personaje; se trata de mucho más que eso.

La división separa a quienes tienen una concepción contemporánea de la sociedad y del papel del Estado, de quienes lo consideran, en términos decimonónicos, como el factor predominante y exclusivo, en torno al cual deben girar todas las actividades de los ciudadanos. Es una división entre el pasado y el futuro; entre quienes perciben los cambios con lucidez, y entre quienes sustentan la idea de que la única posibilidad de cambio social depende de los designios del Estado.
Ante la adversidad y la opresión de los pueblos, muchos y grandes hombres han mantenido una firme y resuelta dirección. Valdría la pena rememorar a Winston Churchill cuando expresó: “Solo puedo ofrecer sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor. Ante nosotros se alza una prueba de las más duras; tenemos ante nosotros largos meses de lucha y sufrimientos. Me preguntáis cuál es mi política. Os diré: presentar batalla por mar, tierra y aire, con todo nuestro poderío y con toda la fuerza que Dios nos conceda; presentar batalla a una monstruosa tiranía. Esa es mi política. Me preguntáis cuál es nuestra meta; sólo puedo contestar con una palabra: victoria, la victoria a cualquier precio, victoria a pesar del terror, victoria por muy largo y duro que sea el camino”.
Por más difíciles que sean los tiempos en estas aciagas horas que vive nuestro país, no podemos convertirnos en unos autómatas pragmáticos y dejar a un lado nuestros principios, nuestros valores, nuestras creencias ideológicas. Si le damos un vistazo al mundo de los profesionales jóvenes (a los venezolanos que andan ente los 30 y 40 años), en las más diversas especialidades, basta para comprobar el éxito obtenido, y algo más importante quizás, lo que ellos significan como la fuerza del cambio que la nación comienza a experimentar.

Ese cambio no será hacia atrás, ni hacia el estatismo de los tiempos de Juan Vicente Gómez, ni al estatismo de las décadas que nos separan de su dictadura. Ese cambio implica la modernización de la sociedad y de sus estructuras, e implica, sobre todo, modernización en libertad, porque como alega el economista Amartya Sen, sin libertad ni hay modernización, ni hay progreso, ni hay bienestar, y la libertad en sí es el mejor estímulo de las sociedades. Es precisamente la libertad y el progreso de una generación, de un país, lo que está en peligro y debemos estar resueltos a defenderla.

Es decir, que el pueblo debe pronunciarse antes de ser devorados por los leones. ¡Ave, César, los que van a morir te saludan!

Uno contra todos

Quizás sea temerario pensar que el signo predominante de la política exterior de un país en el siglo XXI resulte ser el aislamiento. No es ni puede serlo, y nadie en sus cabales sería capaz de postularlo. Sin embargo, en la política exterior de Venezuela se dan esos signos. Sin buscar el aislamiento, y sin ser el resultado de propósitos de una política, las consecuencias finales tienen los mismos efectos del aislacionismo. ¿Por qué algunos venezolanos podriamos pensar de esta manera?

En primer lugar, lo ocurrido con la solicitud venezolana de adhesión unilateral al Mercosur. La solicitud desconcertó a medio mundo, a los socios de la CAN y a los miembros de Mercosur, porque ambos bloques negocian como tales, y porque las arduas negociaciones están a punto de concluir. La posición anti-ALCA no es la posición de Mercosur. De modo que Venezuela tiene diferencias de fondo con ambos bloques latinoamericanos. También con Estados Unidos, y por extensión, con México y Canadá, porque si se discrepa del ALCA se discrepa inevitablemente del NAFTA. Que por cierto en la cumbre de Canada amen de los importantes acuerdos llegados para la integración economica en el continente, un punto de la Declaración de Quebec consagró la incompatibilidad de los países que interrumpan o afecten el sistema democrático, con su participación en el ALCA. El principio está en consonancia con los enunciados de la I y de la II Cumbre sobre la defensa de la democracia, pero parece indicar cierta aprensión sobre la inestabilidad democratica de algunos países suramericanos, entre ellos, los andinos.

Por otra parte, la política venezolana en el Caribe no sólo se distancia del denominador común de la región, sino que se distancia también en los hechos, a pesar de la cooperación petrolera que podría ser un vínculo y, al parecer, más bien desune. Los países de Caricom son pragmáticos, lo que requieren son soluciones reales para su economía, y no retórica revolucionaria, porque la experiencia les ha enseñado que por ese camino no se llega al cielo.


La relaciones entre Venezuela y los Estados Unidos estan marcadas por signos de distanciamiento, quizas podriamos evaluarlos intentando conservar cierta cronología de los hechos: 1. La tragedia de Vargas, en primer término. En medio de una terrible catástrofes, mientras el país estaba desconcertado y atónito con la magnitud de la tragedia, EE.UU. tomó la iniciativa, por solicitud del ministro de la Defensa de Venezuela, de enviar equipos técnicos para construir una importante vía en el Litoral. Ya habían salido algunos barcos hacia Venezuela, cuando inesperadamente, el gobierno rechaza aquella cooperación, con la excusa de que se trataba de un contingente militar que pondría en peligro nuestra soberanía, alegando, además, que el país estaba en condiciones de llevar a cabo esos trabajos. 2. Vino luego el problema de la solicitud norteamericana de los sobrevuelos en el espacio venezolano para combatir al narcotráfico. Venezuela se negó de manera radical, aun cuando EE.UU. presentó alternativas en la coordinación entre ambos paises para efectuar estos sobrevuelos. 3. La oposición de Chávez al Plan Colombia generó también malestar en los EE.UU. Pero no por la simple oposición, el desbalance militar y otros alegatos, sino por hechos comprobado sobre los contactos entre Venezuela y los grupos subversivos o indígenas de países andinos. 4. El anunció del voto favorable a China y a Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, promovida por EEUU. Como no hubo votación en el caso de China, Venezuela fue el único país que anticipó su voto 5. La visita a Saddam Hussein: contra los bombardeos y el embargo. La visita a Kaddafy. Las relaciones con Cuba / El plan energético y sus ventajas unilaterales. La visita a Rusia: la Declaración conjunta y otros acuerdos. Una línea anti-norteamericana: a) La oposición al plan Bush del escudo antimisiles y contra la reforma del tratado ABM de los años 70. (Adhesión incondicional a la tesis rusa). b) La crítica al embargo contra Cuba. c) El acuerdo para la asistencia militar, y probable compra de armas. d) La postulación de un mundo multipolar y las referencias al monopolio del poder de Estados Unidos. Mientras China negocia con Estados Unidos, Venezuela aparece más papista que el Papa, en sus ataques a la globalización.